SABÍA QUE IBAS VENIR
sabía que ibas a venir tarde o temprano enajenada con tu voz y esa linterna q1ue nos miraba de vez en cuando bajo la lona azul del campamento…
a traerme estos largos e innumerables versos redondos y repetidos desde le fondo mismo de las cosas…
te esperaba como esa canción que se hace rogar en el ventilador de luces de un escenario colorido y brutal fundando un fin de semana inhóspito y sagaz que nos deja vomitando a la vera del río una garganta azulada que reverdece hacia el próximo remanso…
entonces me tomo otro trago suave de anís hinojo y ajenjo destilado con menta recień cortada del verano
observo brillar nuestras pieles en la oscuridad luminosa del cuarto y susurro dos o tres palabras que terminarán incluidas en estos versos… amor… belleza… tierna…
dicen por ahí que cuando uno se encamina hacia la salida del gran portal todas las musas se le vienen a saludar y le traen los mejores laureles de la comarca para su largo caminar a la eternidad
nada escapa a la gran decepción del comienzo de siglo milenario y al mismo tiempo en una veintena de años solo hemos conseguido estar más confundidos y dominados
